- 20 noviembre 2022
- Posted by: admin
- Categoría: Blog
Hoy ya no puede causar perjucio>> fue la contestación que me dio Sherlock Holmes cuando por décima vez en otros tantos años, le pedí autorización para hacer público, el relato que sigue, y de ese modo conseguí permiso para dejar constancia de lo que ,en ciertos aspectos, constituyó el momento supremo de la carrera de mi amigo.
El señor Holmes me narró en primera persona como fueron sus dificiles inicios en el arte de la ciencia de la deducción; en su segundo caso tras la obtención de su licencia de detective contacto con el, otra de las tantas agencias de detectives particulares que hay en Gran bretaña, un detective de York Fleeeting detection, este le indicó que tenia un asunto en marcha, al parecer estaba siguiendo los pasos de un provinciano que estaba realizando labores habiendo comunidado a su empresa su incapacidad temporal.
En esos dias algo en el mundo no iba bien el Daily Telegraph hacía notar lo que pocas veces se habí a dado en la historia una pandemia se cernía sobre la India la joya de la corona inglesa una tragedia de caractetisticas extrañas que tenía atemorizada a Europa.
El Standar, comentaba el hecho de que varias ferias se estaban cancelando debido a los posibles probables contagios entre los mercaderes y hombres de negocios, con toda esas noticias alentadoras, mi afamado compañero salió hacia el condado de Essex.
Este le reportó unos pocos datos donde vivía y una imágen del individuo toda vez recogidos los mismos,mi aún novato compañero, me contó como el día 12 de marzo de 1869 salió del 221B de la calle Baker a las dos y veinticinco tomo un carruaje de un caballo direccción al condado de Essex, pues allí era donde moraba el provinciano escaqueado, el encargo era:<< visualializar como el poblador hacía otras labores incompatibles con su posible lesión de espalda.>>
Siendo las tres y treinta y dos mi afamado compañero llegó al condado de Essex, al cinco de Alienor Ave, allí descubrió una hilera de viviendas unifamiliares adosadas, de un color anaranjado y techos marrones a cada una de las misma se accedía por una escalera, en el extremo oeste de la vivienda estaba la puerta de carruajes, Holmes comprobó que el carruaje estuviera en el interior; lo que le puso en la pista de que el villano estuviera cerca, y posteriormente se mimetizo con el entorno, cosa dificil en estos entornos de viviendas unifamiliares.
Al comprobar que el villano no salía de la casa, entendió oportuno se debería dirigir a una de las fincas donde podría estar llevando a cabo labores poco recomendables para su supuesta malograda salud, por lo que nuevamente tomó un coche de caballos que le llevó al tres de las parcelas existentes a las afueras de Essex ofrecian un aspecto abandonado siniestro y amenzador, en cada una de ellas le daba la bienvenida un can cada vez mas grande y fiero.
Toda vez allí Sherlock vió a un hombre moreno de unos cinco pies de estatura, joven de unos treinta y siete años, de pies pequeños para su estatura, calzaba botas toscas de punta redonda, fumaba un cigarro, tenía cara rubicunda se encontraba cargando sacos de unas sesenta y seis libras, iba ya por el quinceabo en echar al carro, y su espalda no parecía resentida, ya tenía la evidencia irrefutable para darsela a conocer, al despacho que se había hecho con sus servicios.
Tomó nuevamente un carruaje de vuelta a Londres sabedor de un trabajo bien hecho, pese a lo poco de la complicación que le llevó y dentro el cochero tenía todos los periódicos del día en todos ellos reflejaba que el condado de Liberpool había sido cerrado a costa de esa misteriosa virulencia India, por lo que su llegada al 221B de Baker st. fue tomando un cariz de incertidumbre…